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Jorge Vilches

¿Y si se rompe España?

El catalanismo refundado por Mas lo que pretende es levantar su Estado independiente sobre el recorte de las libertades, la imposición de una mentalidad, un idioma, una forma de ser y comportarse, de negociar y de sentir.

Al leer los principios políticos que constituyen el catalanismo renovado de Artur Mas se comprueba, sin atisbo posible de duda, que el nacionalismo es un planteamiento vacío. Se podía esperar que Mas presentara un proyecto concreto con dos partes, las clásicas. Un programa mínimo, con un decálogo de políticas concretas para la "normalización" del catalán. Y otro máximo, al que se llegaría a través del "derecho a decidir", y que diseñase el día después, es decir, qué tipo de gobierno y sociedad. Dos programas que deberían estar trufados de conceptos definidos, como el de "nación" –¿"Comunidad que mira a un futuro mejor"?–, el de "independencia" –¿Dentro de la Unión Europea?–, o "Casa Gran del catalanismo".

La construcción de un Estado nacional, una "Cataluña global", requiere que se explique el objetivo que tiene, el para qué, al tiempo que se denuncia el supuesto estado ruinoso que se quiere superar, sin caer en el victimismo demagógico. Esto resulta complicado para CiU. Cuando Jefferson, Madison o Adams describían la "decadencia" del Imperio británico, antes de 1776, hacían referencia a la perversión de las instituciones inglesas que vulneraban la libertad, y a la subsiguiente corrupción de las costumbres. Y, claro, después de décadas de Gobierno convergente en Cataluña atribuir ambas cosas a otro partido o Gobierno, o al "perverso nacionalismo español", resulta vergonzoso.

Claro que los Padres Fundadores de los EEUU construyeron su nación sobre la libertad, como vio Revel, lo que convirtió a su país en la primera potencia mundial. El catalanismo refundado por Mas lo que pretende es levantar su Estado independiente sobre el recorte de las libertades, la imposición de una mentalidad, un idioma, una forma de ser y comportarse, de negociar y de sentir. No hay individuos sin libertad, solo comunidad nacional. De ahí que Oriol Pujol haya dicho que no negociarán con el PP porque "no es una fuerza catalanista". Es decir, que los catalanes que votan a los populares, que eso es el PPC, no son tales, sino elementos extraños que no merecen consideración alguna.

Y buscando esa sociedad uniforme, el catalanismo de Artur Mas lleva a un "punto final del derecho a decidir", dice, la "autodeterminación". Pero entonces no hay fórmula de consenso posible. ¿Por qué hay que negociar el aumento de sus cuotas de autogobierno cuando sólo van a estar satisfechos con la independencia? España no es algo taumatúrgico, y la historia nos ha enseñado que no hay nada eterno. ¿Qué pasaría si algún Gobierno nacionalista creara, a golpe de referéndum, un Estado independiente?

La respuesta nos llega si se plantea la cuestión como si fuera ajena a nuestro país. Situemos el problema para un Estado europeo, democrático y miembro de la UE, muy descentralizado, en el que los partidos que representan a la mitad del electorado de una región plantean la secesión. Y que su objetivo declarado fuera el fundar un Estado que en su interior eliminara la pluralidad política, ideológica, cultural y lingüística de la que goza dicha región formando parte del Estado del que se quiere separar. ¿Qué hacer? Yo, al menos, no eludiría mi responsabilidad, y no cesaría en mi denuncia defendiendo la libertad.

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